La reciente Reforma Constitucional del Poder Judicial en México ha provocado un profundo debate en diversos sectores, desde los círculos políticos hasta el ámbito empresarial. Este cambio no sólo afecta la estructura interna del sistema judicial, sino que también tiene repercusiones significativas en la certeza jurídica y la forma en que las empresas interactúan con el marco legal del país. El propósito central de la reforma es transformar la organización y operación de los tribunales, lo que ha generado tanto expectativas de mayor transparencia como preocupaciones por posibles riesgos de politización y falta de imparcialidad.
Las empresas que operan en México—tanto nacionales como internacionales—deben estar preparadas para enfrentar un panorama judicial en constante evolución. Desde la elección popular de jueces hasta la creación de nuevos órganos disciplinarios, los cambios estructurales introducidos por esta reforma presentan nuevos retos en la resolución de disputas comerciales, fiscales y laborales, entre otras. Es esencial que las organizaciones comprendan las implicaciones que estos cambios tendrán en sus operaciones cotidianas y desarrollen estrategias jurídicas que les permitan adaptarse de manera efectiva.
En este artículo, analizaremos los principales cambios de la reforma, su impacto en las empresas, y los medios de defensa que las organizaciones deben considerar para proteger sus intereses bajo este nuevo marco legal.
La Reforma Constitucional en materia del Poder Judicial fue presentada por el Ejecutivo Federal el 5 de febrero de 2024. Desde su presentación inicial, el proyecto pasó por múltiples modificaciones durante su proceso legislativo, lo que refleja tanto la complejidad de los cambios propuestos como la necesidad de adaptarlos a las preocupaciones de diversos actores políticos y sociales. El objetivo principal de esta reforma es transformar el funcionamiento del Poder Judicial para garantizar mayor transparencia, accesibilidad y eficiencia en la impartición de justicia.
Con la nueva integración del Poder Legislativo Federal, el proyecto de decreto avanzó con notable rapidez en ambas Cámaras del Congreso de la Unión. A principios de septiembre de 2024, la Cámara de Diputados aprobó la reforma, y días después fue ratificada por el Senado. Posteriormente, recibió el respaldo de la mayoría de los Congresos estatales y finalmente se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre de 2024, formalizando su entrada en vigor.
Entender los ajustes específicos que se han introducido en el texto constitucional es fundamental para anticipar los desafíos y oportunidades que traerá la implementación de esta reforma.
Uno de los aspectos más debatidos de la Reforma Constitucional del Poder Judicial es la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Este cambio busca democratizar el acceso a la justicia, pero plantea desafíos en términos de independencia judicial. La posibilidad de que los jueces dependan del voto ciudadano para ser electos ha generado preocupación, especialmente en el ámbito empresarial, por la posible influencia política o populista en sus decisiones.
La certeza jurídica es fundamental para las empresas, y este cambio podría afectar, en cierta medida, la predictibilidad en la resolución de disputas, especialmente en casos que involucren entidades gubernamentales y en casos complejos que requieren un alto grado de conocimiento técnico y legal. La falta de claridad sobre los requisitos de idoneidad de los jueces que serán electos, así como su capacidad para mantener la independencia en sus decisiones, genera preocupación en los sectores empresariales que dependen de un sistema judicial confiable. A esto se suma que, aunque las campañas judiciales estarán sujetas a restricciones de financiamiento, todavía no se han especificado los mecanismos necesarios para prevenir posibles influencias externas. Este nuevo sistema añade complejidad al entorno legal de las empresas, que ahora deberán enfrentar un escenario donde la política podría influir en la resolución de sus disputas, principalmente en aquellas que tengan con el aparato estatal.
Otro cambio importante es la creación del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), que tendrá la responsabilidad de investigar y sancionar a jueces y magistrados que incurran en conductas que comprometan los principios de imparcialidad, objetividad y profesionalismo en la administración de justicia. El TDJ podrá imponer sanciones que van desde amonestaciones y suspensiones hasta la destitución e inhabilitación de los juzgadores, lo que introduce un nivel de control sin precedentes sobre los integrantes del Poder Judicial.
Para las empresas, la creación de este tribunal representa un nuevo sistema de supervisión que podría mejorar la transparencia y reducir la corrupción o parcialidad en el sistema judicial. Al contar con un órgano que supervise el comportamiento de los jueces, se espera una mayor vigilancia sobre las decisiones judiciales, lo cual podría generar un impacto positivo en la resolución de casos donde se sospeche de irregularidades o conflictos de interés.
Sin embargo, este nuevo nivel de control también plantea desafíos. Es fundamental que la legislación secundaria defina con precisión las conductas que pueden ser sancionadas y los procedimientos a seguir, a fin de evitar que el Tribunal de Disciplina Judicial actúe de manera discrecional o con criterios poco claros. Si bien la creación del TDJ puede acelerar la resolución de casos de corrupción o parcialidad, también existe el riesgo de que un exceso de sanciones o la aplicación inadecuada de las mismas pueda influir negativamente en la imparcialidad de las decisiones judiciales.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) también experimentará modificaciones sustanciales con la reforma. Entre los más notables está la reducción del número de ministros, pasando de 11 a 9, quienes ahora serán elegidos por voto popular. Esta reducción, sumada a la desaparición de las salas, no sólo podría afectar el tiempo de resolución de los asuntos, sino que podría reducir la atención a cierto tipo de litigios, especialmente aquellos que no sean considerados de alto impacto o trascendencia nacional.
Este cambio es particularmente preocupante para las empresas que dependen de resoluciones rápidas en temas constitucionales, fiscales y regulatorios. Los casos que involucren disputas con el gobierno o que afecten los derechos fundamentales de las empresas pueden enfrentar retrasos significativos debido a la mayor concentración de trabajo en un grupo más pequeño de ministros que sólo resolverán actuando en pleno. La eliminación de las dos salas de la SCJN, aumentará la posibilidad de retrasos prolongados en la resolución de asuntos, incluidos los que involucran a empresas, lo que podría generar incertidumbre jurídica y operativa para ellas.
La reforma también establece límites temporales para la resolución de ciertos asuntos en materia fiscal. Los tribunales y jueces deberán resolver estos casos en un plazo máximo de seis meses, lo que busca agilizar la impartición de justicia en casos que suelen ser de gran relevancia para las empresas. Este plazo límite genera expectativas positivas en cuanto a la rapidez con la que se resolverán disputas fiscales, proporcionando una mayor predictibilidad en la toma de decisiones empresariales.
Sin embargo, este cambio también plantea desafíos importantes. La capacidad de los tribunales para cumplir con este plazo depende en gran medida de los recursos disponibles y del tiempo que los jueces puedan dedicar a cada caso. En la práctica, la imposición de plazos tan estrictos puede llevar a que los jueces se vean presionados a dictar resoluciones sin un análisis exhaustivo, lo que podría comprometer la calidad de las decisiones y, en última instancia, afectar la justicia en asuntos fiscales. La falta de infraestructura y de personal suficiente en algunos tribunales también podría impedir el cumplimiento de estos plazos, generando tensiones en el sistema judicial.
Otro aspecto crítico de la reforma es el acotamiento de los efectos de las sentencias en los juicios de amparo. Ahora, las sentencias emitidas en estos juicios únicamente tendrán efectos sobre las partes directamente involucradas en el caso, eliminando la posibilidad de que dichas resoluciones generen efectos generales o abarquen a terceros no participantes en el litigio. Este cambio es de particular importancia para las empresas, ya que reduce la capacidad de generar precedentes que puedan beneficiar a múltiples actores del sector empresarial.
Además, otro aspecto clave es la restricción a la suspensión de leyes impugnadas. Bajo el nuevo esquema, cuando una empresa impugne la constitucionalidad de una ley o norma, dicha norma seguirá siendo aplicable mientras el juicio se resuelve–por lo que las normas cuestionadas continuarán en vigor hasta que se dicte una sentencia definitiva, incluso si el proceso judicial se prolonga durante varios meses o años. Esta modificación tiene un impacto significativo en la estrategia legal de las empresas, ya que limita su capacidad para detener la aplicación de leyes potencialmente perjudiciales durante el litigio. También, puede afectar directamente las operaciones empresariales, especialmente en sectores altamente regulados en donde las leyes y reglamentos pueden influir de manera determinante en la rentabilidad o viabilidad operativa de las compañías. Sin la posibilidad de suspender la aplicación de una norma impugnada, las empresas deberán cumplir con las disposiciones cuestionadas mientras el proceso legal sigue su curso, lo que puede generar costos adicionales o ajustes operativos que podrían impactar su competitividad.
Una de las mayores preocupaciones del sector empresarial, especialmente para las compañías multinacionales que operan en México, es cómo la reforma afectará la inversión extranjera. Las modificaciones al Poder Judicial, como la elección popular de jueces, generan incertidumbre sobre la estabilidad y predictibilidad del sistema legal. Esto es especialmente relevante para empresas extranjeras que dependen de un entorno judicial confiable y predecible para tomar decisiones de inversión.
En este contexto, es crucial que las compañías evalúen el impacto de la reforma desde una perspectiva de riesgos. Las empresas deben considerar cómo los cambios en la estructura judicial podrían influir en la resolución de disputas comerciales, especialmente cuando están en juego grandes inversiones. La asesoría legal especializada se vuelve indispensable para anticipar los posibles escenarios y ajustar las estrategias corporativas de conformidad con las nuevas normativas.
Ante la Reforma Constitucional del Poder Judicial, las empresas deben prepararse para enfrentar nuevos desafíos legales derivados de las modificaciones en el sistema judicial. Con nuevas reglas y procedimientos, es crucial que las compañías implementen estrategias proactivas que les permitan mitigar riesgos y adaptarse de manera efectiva a este nuevo entorno.
Un primer paso esencial es la revisión y estructuración adecuada de contratos y acuerdos corporativos, evaluando la posibilidad de incluir cláusulas que contemplen mecanismos alternativos de resolución de controversias, como el arbitraje. El arbitraje representa una opción efectiva para resolver disputas comerciales fuera de los tribunales tradicionales.
Otro aspecto fundamental es reforzar las políticas de compliance. En un entorno legal que será cada vez más vigilado, garantizar el cumplimiento de normativas nacionales e internacionales se vuelve una prioridad para las empresas. Un sistema robusto de compliance no solo previene litigios potenciales, sino que protege a la empresa ante investigaciones o procedimientos sancionatorios de las autoridades reguladoras.
Afrontar estos cambios requiere un plan detallado que aborde tanto la estructura de los contratos como las políticas internas. Las empresas deben estar preparadas para implementar medidas preventivas que les permitan mitigar los riesgos asociados con la nueva normativa, especialmente en áreas donde la incertidumbre jurídica podría afectar las operaciones. La anticipación y preparación serán clave en la gestión de posibles conflictos.
La Reforma Constitucional del Poder Judicial en México marca un hito en la administración de justicia en el país. Para las empresas, estos cambios representan tanto desafíos como oportunidades. El impacto en la elección de jueces, la creación de nuevos órganos y las modificaciones en la resolución de conflictos son sólo algunas de las áreas que requieren una atención especial.
Nos distinguimos por contar con un equipo multidisciplinario y nuestra capacidad para proporcionar diferentes alternativas de solución de controversias en beneficio de nuestros clientes.